En Dunas de Sal, queremos que el huésped viva una experiencia exótica, por eso, te animamos a explorar toda la isla, conocer a las personas y sus costumbres, descubrir el mundo de las profundidades del mar, vivir aventuras en las dunas costeras en el desierto de la Isla de Sal, y relajarse con una sensación de bienestar y conexión con el presente, al más puro estilo caboverdiano. ¡Viva una experiencia única!

Un día en la Isla de Sal no puede comenzar sin un buen desayuno, preferiblemente con la tradicional cachupa guisada acompañada de pescado frito, "chouriço de terra" o huevo frito, la nutrición necesaria para una larga mañana de sol y mar en la paradisíaca playa de Santa María.

Es allí donde el turista recuerda porque decidió reservar su viaje a Sal, con una arena blanca y cálida bañada por el hipnotizante mar turquesa a la temperatura perfecta para refrescar el cuerpo.

En la maleta no se necesita mucho, ropa ligera, sandalias y traje de baño, sombrero y gafas de sol y un libro en blanco para llenar de recuerdos.

Pero si ya eres un visitante frecuente, es porque ya te has enamorado del lugar y de las personas. Posiblemente nos visites anualmente para bucear en nuestras aguas y descubrir nuevas atracciones submarinas, o simplemente para aprovechar el viento que se siente en los meses de invierno y que deleita a los amantes del kitesurf y windsurf.

Después de una mañana en la playa, aprovecha para descubrir el centro de Santa María. Sugerimos un paseo por la playa hasta el muelle para presenciar la vitalidad de las pescadoras y los pescadores que traen pescado fresco todos los días de la semana. Y como ya es hora de reponer energías, descubre los pescados y mariscos más sabrosos en uno de los restaurantes de la ciudad, muchos de ellos junto al mar para que disfrutes al máximo del sol y el paisaje.

La tarde invita a dar un paseo por la avenida peatonal o a relajarse con cócteles y zumos de fruta antes de otro chapuzón en el mar hasta la puesta de sol.

Y es por la noche cuando te enamorarás definitivamente de la isla. Las calles se transforman con la apertura de bares y restaurantes, muchos de ellos con música en vivo para el deleite de la población. Los artistas locales cantan las poesías de los autores caboverdianos, dejándonos boquiabiertos. Y a medida que avanza la noche, descubrirás los mejores lugares para bailar, ya sea con ritmos tradicionales o contemporáneos.

Con una actitud amigable y una sonrisa siempre visible, el caboverdiano te mostrará cómo se puede vivir la vida con mucho menos y ser igualmente perfecta. Descubrirás que en esta parte del mundo el tiempo pasa más despacio y que lo material no es en absoluto lo más importante en la vida. Déjate llevar y conecta con el país, las personas y contigo mismo. Verás que valdrá la pena.

¡Que tengas una estancia agradable!